El arte de la Edad Contemporánea se caracteriza a partir de finales del S. XIX por la búsqueda de nuevas formas de expresión. En pintura, con las vanguardias, se rompió el espacio pictórico, al concederse más importancia al significado que a la forma de la obra. Así, surgen movimientos como el Cubismo, el Expresionismo o el Dadaísmo. España tendrá artistas de fama mundial durante el S. XX, pero en Almería surgirá un movimiento contrapuesto que hará visible la ciudad en el mapa nacional y le otorgará su actual símbolo: el indalo. Será tras la Guerra Civil, en 1943, cuando Jesús de Perceval y otros artistas y escritores, como Celia Viñas o Luis Cañadas, se reúnan en el Café Granja Balear y funden el movimiento, tomando como símbolo el indalo, figura rupestre que fue estilizada tomando la forma que hoy todos conocemos. Los indalianos buscaban realzar la naturaleza almeriense con referencias ancestrales y mediterráneas, en oposición a las vanguardias del norte de Europa. Utilizaban el sol, la luz y el color como expresión del realismo propio del Sur, mostrando el clima y el calor de Almería y su gente. El movimiento cosechó un gran éxito, llegando sus autores a exponer en Madrid hasta tres veces, lo que consiguió afamar la ciudad de Almería, hasta entonces empequeñecida por otras ciudades, y sus alrededores. Fruto de este éxito es que se haya relacionado desde entonces y hasta hoy el Indalo con Almería.
El cuadro que aquí se representa, es considerado post-indaliano por su datación, pero mantiene la esencia del primer movimiento, representando una vista idílica de la Alcazaba de Almería frente al mar.